Que es la naturaleza humana

¿qué es la naturaleza humana?

La naturaleza humana es un concepto que denota las disposiciones y características fundamentales -incluidas las formas de pensar, sentir y actuar- que se dice que los seres humanos tienen naturalmente[1][2][3][4] El término se utiliza a menudo para denotar la esencia de la humanidad, o lo que “significa” ser humano. Este uso ha resultado controvertido, ya que se discute si esa esencia existe realmente o no.

Las discusiones sobre la naturaleza humana han sido un tema central de la filosofía durante siglos y el concepto sigue provocando un animado debate filosófico[5][6][7] Aunque ambos conceptos son distintos entre sí, las discusiones sobre la naturaleza humana suelen estar relacionadas con las relativas a la importancia comparativa de los genes y el entorno en el desarrollo humano (es decir, “naturaleza frente a crianza”). En consecuencia, el concepto también sigue desempeñando un papel en campos de la ciencia, como la neurociencia, la psicología y las ciencias sociales (como la sociología), en los que diversos teóricos afirman haber aportado conocimientos sobre la naturaleza humana[8][9][10][11] La naturaleza humana se contrapone tradicionalmente a los atributos humanos que varían entre las sociedades, como los asociados a culturas específicas.

La filosofía del ser humano

Los términos creencia disposicional y creencia ocurrente se refieren, en el primer caso, a una creencia que se tiene en la mente pero que no se está considerando actualmente, y en el segundo caso, a una creencia que está siendo considerada actualmente por la mente.

En la teoría de los campos de Bourdieu, las disposiciones son las tendencias naturales de cada individuo a adoptar una posición específica en cualquier campo. No existe un determinismo estricto a través de las disposiciones. El habitus es la elección de posiciones según las propias disposiciones. Sin embargo, en retrospectiva, siempre se puede observar un espacio de posibilidades.

Una disposición no es un proceso o un acontecimiento en alguna duración en el tiempo, sino el estado, la preparación o la tendencia de una estructura “en espera”. En el campo de las posibilidades, su desencadenamiento real tiene un valor estadístico.

El debate sobre las disposiciones en metafísica intenta comprender la naturaleza fundamental de las propiedades, incluyendo su relación con las leyes de la naturaleza[1] La pregunta inicial es si las disposiciones son reales. El realismo sobre las disposiciones, o disposicionalismo, argumenta que las disposiciones son propiedades causalmente eficaces inherentes a los objetos que son suficientes para producir cambios. Consideremos la fragilidad. Si un vaso se golpea adecuadamente, se romperá. La fragilidad es una propiedad del vidrio que explica esta rotura. Ejemplos paradigmáticos de propiedades disposicionales son la fragilidad, la solubilidad y la inflamabilidad. El disposicionalismo sostiene que incluso los ejemplos paradigmáticos de lo que parece ser cualitativo, como la cuadratura, tienen poderes causales (por ejemplo, cuando se combina con la propiedad de la dureza, para hacer una impresión cuadrada en la cera blanda)[2] Este punto de vista es históricamente defendido por Aristóteles y Leibniz. Entre los defensores contemporáneos se encuentran Sydney Shoemaker, U.T Place, Stephen Mumford, Alexander Bird, George Molnar y Brian Ellis[3].

Ejemplos de naturaleza humana

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Algunos marxistas plantean lo que consideran la teoría de la naturaleza humana de Karl Marx, a la que conceden un lugar importante en su crítica del capitalismo, su concepción del comunismo y su “concepción materialista de la historia”. Sin embargo, Marx no se refiere a la naturaleza humana como tal, sino a Gattungswesen, que se traduce generalmente como “ser-especie” o “esencia-especie”. Según una nota de Marx en los Manuscritos de 1844, el término deriva de la filosofía de Ludwig Feuerbach, en la que se refiere tanto a la naturaleza de cada humano como de la humanidad en su conjunto[1].

Sin embargo, en las Sextas Tesis sobre Feuerbach (1845), Marx critica la concepción tradicional de la naturaleza humana como una especie que se encarna en cada individuo, argumentando en cambio que la naturaleza humana está formada por la totalidad de las relaciones sociales. Así, el conjunto de la naturaleza humana no se entiende, como en la filosofía idealista clásica, como permanente y universal: el ser-especie está siempre determinado en una formación social e histórica específica, siendo algunos aspectos biológicos. Según el profesor emérito David Ruccio, un concepto transhistórico de “naturaleza humana” sería rechazado por Marx, que no aceptaría ninguna “naturaleza humana” transhistórica o transcultural, al igual que en la crítica marxiana de la economía política[2].

Sobre la naturaleza humana

El recurso a los fenómenos de la naturaleza humana y de la naturaleza del poder viene dictado en cierto modo por la creencia de que hay mucho más que una mera correlación y proporcionalidad entre ellos: son dos formas de socialidad. El poder sigue cumpliendo una función crucial en la sociedad: ayuda a la persona a orientarse en la vida y a defenderse de todas las metamorfosis y distorsiones del poder. El estatus ontológico de dos fenómenos es posible cuando se alcanza la verdadera socialidad, que es lo que llamamos humanidad. Los principales métodos utilizados en la redacción de este artículo son el método de la unidad histórica y lógica y el método del análisis comparativo.

El estudio de la naturaleza humana está relacionado con la búsqueda de premisas histórico-filosóficas y socio-históricas que nos hablen convincentemente de la necesidad de considerar que la naturaleza del poder ya existía en los escritos de Platón y Aristóteles. Se puede argumentar, con razón, que la correlación entre el hombre y el poder no es sólo azarosa, sino que es una visión sistemática de las formas desarrolladas de la socialidad. Pero la comprensión del “poder” (sus variedades) se suma básicamente al poder político. El significado general de todas las definiciones viene a ser una “herramienta de gestión específica utilizada para lograr objetivos establecidos” (Foreman: 2018). Es bastante comprensible que todas las definiciones se concentren principalmente en el equivalente político del poder, mientras que el poder se entiende de forma mucho más amplia como posesión, sumisión, influencia, etc. Esto es importante en la comprensión del problema planteado: la naturaleza del dominio, la posesión, la sumisión, el impacto, etc. dirigido a personas, grupos sociales, clases. La literatura también señala otros aspectos: “Lo principal para entender el poder… no es su aspecto socio-psicológico (por supuesto, es importante per se) sino su esencia social real” (Lasswell: 2017).