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Una cruz a cuestas
Cuáles son las cruces que llevamos en la vida
No, esto no es lo que Él quería decir, aunque no es necesariamente incorrecto referirse a algún problema que tengamos como una “cruz” que debemos soportar. En la época de Jesús, una cruz era un símbolo de sufrimiento, y todos tenemos pruebas y aflicciones que pueden ser muy difíciles de soportar, incluso con la ayuda de Dios.
Pero Jesús quiso decir algo mucho más profundo que esto cuando les dijo a sus discípulos que llevaran su cruz. Les dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame” (Lucas 9:23). En la época de Jesús, una cruz no era sólo un símbolo de dolor y sufrimiento; era principalmente un símbolo de muerte. Lo que Jesús les estaba diciendo es que tenían que hacer morir sus propios planes y deseos, y luego entregarle sus vidas a Él y hacer su voluntad cada día.
Como ves, Jesús no nos llama simplemente a creer que Él existe, o incluso a creer que Él puede salvarnos. Nos pide que le entreguemos toda nuestra vida, que confiemos sólo en Él para nuestra salvación, y que le sigamos como sus discípulos. Dijo: “El que no lleva su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:27).
Lleva tu cruz y sígueme en el sentido de
“Os he dicho todo esto para que no caigáis. Os expulsarán de las sinagogas. En efecto, llega la hora en que quien os mate pensará que está ofreciendo un servicio a Dios. Y harán estas cosas porque no han conocido al Padre, ni a mí. Pero yo os he dicho estas cosas, para que cuando llegue su hora os acordéis de que os las he dicho. “No os dije estas cosas desde el principio, porque estaba con vosotros. Pero ahora voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?” …
Y cuando se burlaron de él, le despojaron del manto, le pusieron sus propias ropas y le llevaron para crucificarle. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón. Obligaron a este hombre a llevar su cruz.
Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Y he aquí que se produjo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendió del cielo, vino, removió la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su ropa blanca como la nieve. Y por miedo a él, los guardias temblaron y quedaron como muertos. Pero el ángel dijo a las mujeres: “No temáis, porque sé que buscáis a Jesús crucificado. …
Llevar el significado de la cruz
Empecemos por lo que Jesús no quiso decir. Muchas personas interpretan “cruz” como alguna carga que deben llevar en sus vidas: una relación tensa, un trabajo ingrato, una enfermedad física. Con orgullo autocompasivo, dicen: “Esa es mi cruz que tengo que llevar”. Tal interpretación no es lo que Jesús quiso decir cuando dijo: “Toma tu cruz y sígueme”.
Cuando Jesús llevó su cruz al Gólgota para ser crucificado, nadie pensaba en la cruz como símbolo de una carga que llevar. Para una persona del primer siglo, la cruz significaba una cosa y sólo una cosa: la muerte por el medio más doloroso y humillante que el ser humano podía desarrollar.
Dos mil años más tarde, los cristianos ven la cruz como un apreciado símbolo de expiación, perdón, gracia y amor. Pero en la época de Jesús, la cruz no representaba más que una muerte tortuosa. Como los romanos obligaban a los criminales condenados a llevar sus propias cruces hasta el lugar de la crucifixión, llevar una cruz significaba cargar con su propio dispositivo de ejecución mientras se enfrentaba al ridículo en el camino hacia la muerte.
Reflexión sobre la carga de la cruz
Estas ya famosas palabras de Jesús aparecen en los tres Evangelios sinópticos (Marcos 8:34; Mateo 16:24; Lucas 9:23). Tienen dos interpretaciones diferentes. Una interpretación se centra en el sufrimiento como “testimonio” del Señor. La otra interpretación se centra en el sufrimiento que afrontamos al “morir a nosotros mismos”. En este artículo, queremos centrarnos en la primera interpretación, preguntándonos qué significa llevar las cruces que nos llegan en esta vida. En el próximo artículo, analizaremos el poder de la cruz para ayudarnos a morir al pecado y a las formas de pensar y actuar centradas en nosotros mismos.
Todos tenemos cruces. Cuando miramos el llamado a tomar nuestra cruz, tendemos a pensar en la forma en que Dios nos pide que aceptemos y abracemos los sufrimientos y las dificultades que vienen de vivir en este mundo caído. Aunque nos cuesta entender por qué un Dios bueno permite que su pueblo sufra, todos sabemos lo que se siente al sufrir y podemos entender cómo se puede relacionar con la cruz.
Este tipo de sufrimiento puede ser físico, espiritual o psicológico. Puede ir desde el cáncer hasta las heridas interiores causadas por alguien que te persigue a causa de tu fe. Puede venir en forma de un bebé que nace muerto o en forma de un niño sano que no va tan bien como podría hacerlo en la escuela. Puede venir de nuestra defensa de la vida inocente en una cultura de la muerte, o puede venir de tener que soportar el dolor de una relación rota. Sea cual sea su origen, todos tenemos situaciones en nuestra vida que podríamos llamar honestamente “cruces” que tenemos que soportar.
Periodista del GRUPO BNLIMITED N.W. Cubriendo todo tipo de noticias para diariovelez.com en España. Si deseas comunicarme una noticia de última hora, un suceso o alguna información que crees que es relevante, puedes hacerlo en [email protected]