San serapio zurbarán
las meninas
La historiadora del arte Odile Delenda “En pleno dominio de sus facultades, Zurbarán adaptó sus dones especiales a las exigencias de sus clientes, conservando al mismo tiempo sus propias cualidades personales: una asombrosa plasticidad de las formas, una armonía cromática y un sabio despliegue de los efectos luminosos”. 2 de 3
Odile Delenda, historiadora del arte “Liberado de las presiones de la moda por sus mecenas eclesiásticos y monásticos, pudo buscar la quintaesencia de su fe. Más que ningún otro pintor español, Zurbarán captó el ideal de un cristianismo viril y ascético que no cuestionaba ni la devoción a los poderes celestiales ni sus recompensas milagrosas. En sus cuadros, las abstracciones de la fe se hicieron increíblemente reales mediante un proceso artístico que sigue siendo continuamente fascinante.” 3 de 3
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San Serapión o El martirio de San Serapión es un óleo sobre lienzo de 1628 del artista español Francisco Zurbarán (1598-1664). La obra fue encargada por la Orden Mercedaria para colgarla en la sala De Profundis (capilla funeraria) de su monasterio en Sevilla (actual Museo de Bellas Artes de Sevilla)[1][2] Zurbarán es conocido por sus representaciones de monjes y santos penitentes o mártires. El crítico Tom Lubbock utilizó este cuadro para ilustrar una diferencia en la forma de representar el martirio de dos santos diferentes. Contrastó la representación discreta y tranquila de la muerte violenta de San Serapión, con la muerte igual o más violenta del sacerdote jesuita y mártir San Edmund Campion (1540-1581), que fue ahorcado públicamente y descuartizado en Londres en diciembre de 1581 [3]. [El crítico de arte establece una comparación en la forma de representar la muerte de Campion y la de San Serapión de Argel (1179-1240), un fraile mercedario que luchó en la Tercera Cruzada de 1196 y fue posteriormente martirizado[4].
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Zurbarán is always an elusive artist, difficult to interpret and not because he is ambiguous or obscure, but because whenever one tries to pigeonhole him it is evident that something important is omitted and that something, which is in his work, seems to be too evident to have been overlooked. Of course, he was a baroque, realist and tenebrist painter, and those classifications correspond to what could be called his style and temporality, but there is something very different in him, very different from the other artistic othernesses of his time, and that something is of a nature very difficult to describe. Like El Greco or Rembrandt, it resists taxonomic and sterile classification and does not give us room to reduce it to concepts or concrete forms.
Saint Serapio was painted in 1628, during Zurbarán’s first period, characterized by being the most tenebrist and by its strong tonal contrasts. This saint was a martyr of the Mercedarian order, who died in 1240 at the hands of Saracen pirates, who probably tortured him before ending his life. In this masterpiece Zurbarán did not paint the evil and satisfied executioners, nor the instruments of torture or even the traces of the horror that this human being has suffered before dying. There are not the usual stains of fresh or coagulated blood, there are no twitching hands, suffering eyes or screaming mouths, there are no traces of mutilations and sores; in short, there is no food for morbidity, for the delight in contemplating the torment that many enjoy as a spectacle and with which some members of the church hoped to impress the faithful. And yet this painting moves us deeply and we can only feel compassion for this poor man who has no more strength and who is about to surrender to the inevitable.
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San Serapión o El martirio de San Serapión es un óleo sobre lienzo de 1628 del artista español Francisco Zurbarán (1598-1664). La obra fue encargada por la Orden Mercedaria para colgarla en la sala De Profundis (capilla funeraria) de su monasterio en Sevilla (actual Museo de Bellas Artes de Sevilla). Zurbarán destaca por sus representaciones de monjes y santos penitentes o mártires. El crítico Tom Lubbock utilizó este cuadro para ilustrar una diferencia en la forma de representar el martirio de dos santos diferentes. Contrastó la representación sobria y tranquila de la muerte violenta de San Serapión con la muerte igual o más violenta del sacerdote jesuita y mártir San Edmund Campion (1540-1581), que fue ahorcado, empatado y descuartizado públicamente en Londres en diciembre de 1581. El crítico de arte establece una comparación entre la forma de representar la muerte de Campion y la de San Serapión de Argel (1179-1240), un fraile mercedario que luchó en la Tercera Cruzada de 1196 y fue posteriormente martirizado.
Zurbarán representa a San Serapión en una postura casi crucificada, de pie, con cada mano atada con cuerdas y cadenas a un poste horizontal. Según Michael Brenson, del New York Times, su cabeza “ha pasado del ámbito de la túnica al de la capa, que sostiene la cabeza y parece tener la capacidad de elevarla al cielo”. La pintura se detiene a la altura de las rodillas de la figura, mientras que el esfuerzo de sus brazos queda indicado por los pesados pliegues colgantes de los paños que penden del hombro izquierdo y del brazo derecho extendido. El santo está identificado por el texto de una pequeña nota colocada a la izquierda de la zona del pecho.
Periodista del GRUPO BNLIMITED N.W. Cubriendo todo tipo de noticias para diariovelez.com en España. Si deseas comunicarme una noticia de última hora, un suceso o alguna información que crees que es relevante, puedes hacerlo en [email protected]