La amigdala y las emociones

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¿Alguna vez ha perdido el control de sus emociones y ha hecho algo en el calor del momento que luego ha lamentado? Tal vez se le haya ido la olla o haya estallado contra alguien -su pareja o su hijo, un compañero de trabajo o quizás el conductor de otro coche- hasta tal punto que después se ha dado cuenta de que no era necesario.

El término “secuestro de la amígdala” fue utilizado por primera vez por el psicólogo Daniel Goleman en su libro de 1995, “Emotional Intelligence: Por qué puede importar más que el coeficiente intelectual” para referirse a una reacción emocional inmediata e intensa que está fuera de proporción con la situación. En otras palabras, es cuando alguien “pierde los papeles” o reacciona de forma exagerada ante algo o alguien.

Emociones positivas en la amígdala

Las regiones descritas como núcleos de la amígdala engloban varias estructuras del cerebro con características conectivas y funcionales distintas en los seres humanos y otros animales[5]. Entre estos núcleos se encuentran el complejo basolateral, el núcleo cortical, el núcleo medial, el núcleo central y los cúmulos de células intercaladas. El complejo basolateral puede subdividirse en los núcleos lateral, basal y basal accesorio[3][6][7].

En un estudio, la estimulación eléctrica de la amígdala derecha indujo emociones negativas, especialmente miedo y tristeza. En cambio, la estimulación de la amígdala izquierda fue capaz de inducir emociones agradables (felicidad) o desagradables (miedo, ansiedad, tristeza)[10] Otras pruebas sugieren que la amígdala izquierda desempeña un papel en el sistema de recompensa del cerebro[11].

Cada lado tiene una función específica en el modo en que percibimos y procesamos las emociones. Las partes derecha e izquierda de la amígdala tienen sistemas de memoria independientes, pero trabajan juntas para almacenar, codificar e interpretar las emociones.

Amígdala e hipocampo

Bonnet, L., Comte, A., Tatu, L., Millot, J.-L., Moulin, T., y Medeiros de Bustos, E. (2015). El papel de la amígdala en la percepción de las emociones positivas: un “detector de intensidad”. Front. Behav. Neurosci. 9:178. doi: 10.3389/fnbeh.2015.00178

Bradley, M. M., Codispoti, M., Cuthbert, B. N., y Lang, P. J. (2001). Emoción y motivación I: reacciones defensivas y apetitivas en el procesamiento de imágenes. Emotion 1, 276-298. doi: 10.1037/1528-3542.1.3.276

Costa, V. D., Lang, P. J., Sabatinelli, D., Versace, F., y Bradley, M. M. (2010). Emotional imagery: assessing pleasure and arousal in the brain’s reward circuitry. Hum. Brain Mapp. 31, 1446-1457. doi: 10.1002/hbm.20948

Costafreda, S. G., Brammer, M. J., David, A. S., y Fu, C. H. Y. (2008). Predictors of amygdala activation during the processing of emo-tional stimuli: a meta-analysis of 385 PET and fMRI studies. Brain Res. Rev. 58, 57-70. doi: 10.1016/j.brainresrev.2007.10.012

Dolcos, F., LaBar, K. S., y Cabeza, R. (2004). La interacción entre la amígdala y el sistema de memoria del lóbulo temporal medial predice un mejor recuerdo de los eventos emocionales. Neuron 42, 855-863. doi: 10.1016/S0896-6273(04)00289-2

Función de la amígdala en la memoria

Ilustración de la amígdala basolateral (azul), el hipocampo (amarillo) y el córtex perirrinal (rosa) y las señales eléctricas de cada región durante un ensayo de reconocimiento. Modelo cerebral en 3D adaptado con permiso de AMC Virtual Brain Model. Imagen por cortesía de Cory Inman, Universidad de Emory

Las amígdalas, un par de pequeñas regiones con forma de almendra situadas en lo más profundo del cerebro, ayudan a regular las emociones y a codificar los recuerdos, especialmente cuando se trata de recuerdos más emocionales. Ahora, una nueva investigación de la Universidad de Emory sugiere que la estimulación directa de la amígdala mediante electrodos de estimulación cerebral profunda (ECP) puede mejorar el reconocimiento por parte de una persona de las imágenes vistas el día anterior, lo que lleva a la posibilidad de un posible tratamiento con ECP para pacientes con trastornos relacionados con la memoria.

La amígdala es la parte del cerebro que impulsa la llamada respuesta de “lucha o huida”. Aunque suele asociarse a las respuestas del cuerpo al miedo y al estrés, también desempeña un papel fundamental en la memoria.

“Una de las funciones con las que estamos muy familiarizados, en lo que respecta a la amígdala y la memoria, es la de la saliencia emocional”, dice el doctor Jon T. Willie, neurocirujano y director del laboratorio de neuromodulación conductual de la Universidad de Emory en Atlanta. “Si se tiene una experiencia emocional, la amígdala parece etiquetar ese recuerdo de manera que se recuerde mejor”.