Literatura infantil historia

Narrativa

La base de datos de Literatura Infantil Histórica relata con ejemplos la historia de la práctica educativa y de la lectura, así como la evolución de las percepciones de género, raza y clase, y el papel de la religión en la enseñanza. En esta colección están representados tanto los libros europeos como los americanos de los siglos XVIII al XX.

La lectura recreativa temprana por parte de cualquier grupo de edad era poco común y los libros creados específicamente para niños antes de 1700 son bastante raros. Se supone que los libros de los siglos XVI y XVII que mostraban criaturas fantasiosas como el cameleopardo [jirafa] y la manicura eran el centro de interés de los niños. En el siglo XVIII, los libros infantiles son más comunes, muchos de ellos diseñados para instruir con poco valor de entretenimiento. Las historias demostraban que los niños buenos eran siempre recompensados, a veces sólo con una muerte virtuosa; los malos sufrían y eran inevitablemente castigados. Para el placer existían los chapbooks, pequeños panfletos de 16 páginas dirigidos tanto a niños como a adultos que contaban historias de cuentos de hadas de caballeros y sucesos sensacionales de la época. En el siglo XIX se produjeron cambios drásticos en el mundo del libro y se probaron muchas técnicas nuevas en el mercado infantil. La ilustración y la impresión en color transformaron el libro y el libro infantil de 1801, basado en el texto y en blanco y negro, en libros multicolores y con múltiples imágenes en 1899. Estas cubiertas ilustradas hicieron que los libros fueran más interesantes para los niños y más vendibles para los padres.

Historia

La literatura infantil es cualquier tipo de literatura que disfrutan los niños. Más concretamente, la literatura infantil comprende aquellos libros escritos y publicados para jóvenes que aún no están interesados en la literatura para adultos o que no poseen las habilidades de lectura o la comprensión del desarrollo necesarias para su lectura. Además de los libros, la literatura infantil también incluye las revistas destinadas al público preadulto.

El rango de edad para la literatura infantil va desde la infancia hasta la etapa de la primera adolescencia, que coincide aproximadamente con las edades cronológicas de doce a catorce años. Entre la literatura más apropiada para niños y la más apropiada para adultos se encuentra la literatura juvenil. Por lo general, la literatura para jóvenes adultos es más madura en su contenido y más compleja en su estructura literaria que la literatura infantil.

La mayoría de los géneros literarios de la literatura adulta aparecen también en la literatura infantil. La ficción en sus diversas formas -realismo contemporáneo, fantasía y ficción histórica, poesía, cuentos populares, leyendas, mitos y epopeyas- tiene sus homólogos en la literatura infantil. La no ficción para niños incluye libros sobre las artes y las humanidades; las ciencias sociales, físicas, biológicas y de la tierra; y la biografía y la autobiografía. Además, los libros infantiles pueden adoptar la forma de libros ilustrados en los que los textos visuales y verbales forman un conjunto interconectado. Los libros ilustrados para niños incluyen libros de cuentos, libros del alfabeto, libros para contar, libros sin palabras y libros conceptuales.

Qué es la literatura infantil en la educación

Puede parecer evidente que la literatura infantil tuvo que ser inventada, que los niños no siempre leyeron libros bellamente ilustrados con estructuras argumentales simples y prosa o poesía fluida.    Sin embargo, antes de que se inventara la literatura infantil, tuvo que inventarse la propia institución de la infancia, ya que, al igual que el decoro y la estética y casi todo lo demás, se mantienen en constante cambio a lo largo de décadas, siglos y milenios, también lo hacen los estatus sociales y sus respectivos roles. Un ejemplo: antes del Renacimiento, la sociedad consideraba a los niños como adultos en miniatura cuyo papel en los asuntos familiares (e incluso comerciales) cotidianos no era menos importante que el de mamá y papá. Por ello, no existían formas de entretenimiento separadas para los niños. Los niños se limitaban a consumir las mismas formas de entretenimiento que sus “pares” adultos, sólo que en forma redactada.    Al igual que las líneas entre la infancia y la madurez eran borrosas, también lo eran las líneas entre la literatura infantil y la de adultos.

No fue hasta la llegada del Renacimiento -y, sobre todo, de la imprenta móvil- que resultó factible desde el punto de vista económico y mecánico aumentar la producción de materiales educativos. Con la expansión de las rutas comerciales y los canales de intercambio de conocimientos (facilitados en gran parte por las Cruzadas), surgió una nueva clase media que podía atemperar el ocio y cultivar la educación.    En consecuencia, los materiales educativos dirigidos específicamente a los niños pudieron producirse de forma más económica y en mayor volumen, y los padres y educadores pudieron dedicar más tiempo a la crianza de los niños, atender sus necesidades únicas y desarrollar la infancia como una institución distinta de la edad adulta (Bingham y Scholt).

Historia de la literatura infantil y juvenil

Los álbumes ilustrados combinan narraciones visuales y verbales en un formato de libro, generalmente dirigido a niños pequeños. La narración se realiza principalmente a través del texto, por lo que se distingue del cómic, que lo hace principalmente a través de imágenes secuenciales. Las imágenes de los álbumes ilustrados pueden realizarse con diversos medios, como óleos, acrílicos, acuarelas y lápices.

Tres de las primeras obras con formato de libro ilustrado moderno son Struwwelpeter, de Heinrich Hoffmann, de 1845, Tintín-Lutín, de Benjamin Rabier, de 1898, y El cuento de Peter Rabbit, de Beatrix Potter, de 1902. Algunos de los libros ilustrados más conocidos son “Abran paso a los patitos”, de Robert McCloskey, “El gato en el sombrero”, del Dr. Seuss, y “Donde viven los monstruos”, de Maurice Sendak. La Medalla Caldecott (creada en 1938) se concede anualmente al mejor libro ilustrado estadounidense. Desde mediados de la década de 1960, varios premios de literatura infantil han incluido una categoría para libros ilustrados.

Los libros ilustrados se dirigen a los niños pequeños. Muchos están escritos con un vocabulario que un niño puede entender pero no necesariamente leer. Por esta razón, los libros ilustrados suelen tener dos funciones en la vida de los niños: primero se los leen los adultos a los niños pequeños, y luego los leen los propios niños cuando empiezan a aprender a leer.