Celler de can roca logo

Los hermanos roca

El Celler de Can Roca es un restaurante de Girona, Cataluña, España, abierto en 1986 por los hermanos Roca, Joan, Josep y Jordi. Al principio estaba situado junto al restaurante de sus padres, Can Roca, pero se trasladó a su actual edificio en 2007. Ha sido muy bien recibido por la crítica y cuenta con tres estrellas Michelin. En 2013 y 2015 fue nombrado el mejor restaurante del mundo por la revista Restaurant, después de haber quedado en segundo lugar en 2011, 2012 y 2014, estatus que volvió a alcanzar en 2018[2].

La cocina que sirve el restaurante es tradicional catalana, pero con giros que la Guía Michelin califica de “creativos”. El restaurante cuenta con una bodega de 60.000 botellas. Se sirven platos basados en perfumes y con presentaciones inusuales como aceitunas caramelizadas servidas en un bonsái.

El Celler de Can Roca fue fundado en 1986 por los hermanos Roca junto al restaurante principal de su familia, Can Roca, que llevaba abierto en el lugar desde 1967[3] El hermano mayor, Joan Roca, es el jefe de cocina; Josep Roca, el hermano mediano, es el sumiller, y el hermano menor, Jordi Roca, se encarga de los postres[4] Por su trabajo en el restaurante, los hermanos han aparecido en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, como parte del programa de Ciencia y Cocina[5].

El celler de can roca menú vegetariano

Hay dos opciones a la hora de cenar en El Celler de Can Roca, puedes hacer el menú degustación clásico por 195€/persona o puedes hacer el menú degustación festivo por 215€/persona. También hay un maridaje de vinos opcional por 110 euros/persona. Hicimos el menú de fiesta, que creo que todas las mesas del restaurante estaban haciendo, porque si vienes aquí no vas a escatimar. Decidimos no hacer el maridaje porque estábamos recién bajados del avión y probablemente nos habríamos quedado dormidos a mitad de la comida si hubiéramos intentado esa argucia.

Calamares, riñones con jerez, genciana y bombón de naranja. Canelones de carne de Montse, brandada de bacalaoAquí nos remontamos al restaurante de los padres de Roca. Estos elaborados bocados pretenden representar los platos con los que los Roca crecieron.

Este es probablemente el plato estrella del restaurante. Se lleva a la mesa un olivo con aceitunas colgando del árbol. Las coges y te las comes directamente del árbol. Las verdes se congelan y las negras se fríen. Un plato sorprendente si los hay.

Restaurante el celler de can roca

El Celler de Can Roca es un restaurante de Girona, Cataluña, España, abierto en 1986 por los hermanos Roca, Joan, Josep y Jordi. Al principio estaba situado junto al restaurante de sus padres, Can Roca, pero se trasladó a su actual edificio en 2007. Ha sido muy bien recibido por la crítica y cuenta con tres estrellas Michelin. En 2013 y 2015 fue nombrado el mejor restaurante del mundo por la revista Restaurant, después de haber quedado en segundo lugar en 2011, 2012 y 2014, estatus que volvió a alcanzar en 2018[2].

La cocina que sirve el restaurante es tradicional catalana, pero con giros que la Guía Michelin califica de “creativos”. El restaurante cuenta con una bodega de 60.000 botellas. Se sirven platos basados en perfumes y con presentaciones inusuales como aceitunas caramelizadas servidas en un bonsái.

El Celler de Can Roca fue fundado en 1986 por los hermanos Roca junto al restaurante principal de su familia, Can Roca, que llevaba abierto en el lugar desde 1967[3] El hermano mayor, Joan Roca, es el jefe de cocina; Josep Roca, el hermano mediano, es el sumiller, y el hermano menor, Jordi Roca, se encarga de los postres[4] Por su trabajo en el restaurante, los hermanos han aparecido en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, como parte del programa de Ciencia y Cocina[5].

El celler de can roca precio

La vida de un salmón es un viaje de ida y vuelta. Inmediatamente después de nacer, viaja río abajo hasta el mar, donde vive hasta que llega el momento de procrear. El salmón remonta el río, superando todos los obstáculos, y llega al mismo lugar donde comenzó su viaje, un punto de partida al que llega enriquecido por todo lo que aprendió en el camino, y decidido a dejar una huella en su lugar de nacimiento.

Todo comenzó en un barrio de las afueras de Girona. Un lugar humilde, sin ningún atractivo especial para los turistas. El Celler abrió sus puertas con todos los pronósticos en contra. Siguieron meses de duro trabajo, en los que los clientes no siempre aparecían y los números no siempre cuadraban. Tres décadas después, con las vitrinas del restaurante llenas de premios, los hermanos Roca no han olvidado aquellas noches de insomnio.

“Nuestra ubicación no era la mejor para montar un restaurante que aspirara a la excelencia: un barrio obrero poblado por inmigrantes”, dice Josep Roca. A pesar de ello, los hermanos estaban seguros de que, con esfuerzo, conseguirían romper todas las barreras. “Hoy, gente de todo el mundo viene con grandes expectativas, pero sabiendo que la nuestra es una historia de lucha, de honestidad, en definitiva, algo auténtico”, afirma.