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Bancos y cajas en españa
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La actual crisis financiera ha afectado gravemente al sector de las cajas de ahorros españolas. De las 45 cajas de ahorros que había en 2007, a finales de 2012 el número se había reducido a sólo trece. La mayoría de las entidades que han desaparecido, se han consolidado en grandes grupos, bien por compra directa por parte de los bancos o como resultado de la fusión de operaciones entre cajas individuales. El Banco de España y el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) han rescatado siete cajas o grupos de cajas, y cuatro de ellas han sido nacionalizadas. Además, casi todas las operaciones de fusión han requerido el consumo de recursos públicos, que a su vez han aumentado el ya abultado déficit presupuestario del Estado. En primer lugar, el documento presenta una breve historia de las crisis de las cajas de ahorros, y muestra que hasta hace muy poco el sector ha superado importantes crisis que afectaban al sistema financiero. Su limitado alcance y escala, el principio de territorialidad y una gestión prudente y conservadora evitaron a las cajas de ahorros las turbulencias financieras sufridas por los bancos comerciales y de inversión. En segundo lugar, se repasan las causas de la actual crisis de las cajas de ahorros y cuál ha sido el procedimiento y el coste de su resolución, que ha requerido la sorprendente cifra de 60.000 millones de euros aportados por el Mecanismo Europeo de Estabilidad.
Sistema bancario de españa
En España, una caja de ahorros (en español: caja de ahorros o informalmente sólo caja, en catalán: caixa d’estalvis, en gallego: caixa de aforros, informalmente ‘caixa’, en vasco: aurrezki kutxa) es una institución financiera especializada en aceptar depósitos de ahorro y conceder préstamos. Los bancos españoles se dividen en dos categorías: Los bancos de propiedad privada (bancos) y los bancos de propiedad del gobierno (cajas – literalmente oficina de pago, o caja)[1] El objetivo original era fomentar el ahorro entre los más pobres, pero evolucionaron para competir con los bancos comerciales y rivalizar con ellos.
Con el tiempo, la mayoría de las cajas se confabularon con los estamentos políticos regionales para crear un sistema de financiación sin escrúpulos para los gobiernos regionales proporcionado por los consejos de administración de las cajas, que a su vez prosperaron en lo que se ha definido como “una cultura de la codicia, el amiguismo y la intromisión política”[2] Este sistema quedó al descubierto tras la crisis financiera mundial. Como resultado, de las 45 cajas existentes al inicio de la crisis en 2007, sólo dos han sobrevivido en su forma inicial. El resto fueron absorbidas por los bancos, desmantelando de hecho el modelo de cajas en España.
Bancos españoles
En España, una caja de ahorros (en español: caja de ahorros o informalmente sólo caja, en catalán: caixa d’estalvis, en gallego: caixa de aforros, informalmente ‘caixa’, en vasco: aurrezki kutxa) es una institución financiera especializada en aceptar depósitos de ahorro y conceder préstamos. Los bancos españoles se dividen en dos categorías: Los bancos de propiedad privada (bancos) y los bancos de propiedad del gobierno (cajas – literalmente oficina de pago, o caja)[1] El objetivo original era fomentar el ahorro entre los más pobres, pero evolucionaron para competir con los bancos comerciales y rivalizar con ellos.
Con el tiempo, la mayoría de las cajas se confabularon con los estamentos políticos regionales para crear un sistema de financiación sin escrúpulos para los gobiernos regionales proporcionado por los consejos de administración de las cajas, que a su vez prosperaron en lo que se ha definido como “una cultura de la codicia, el amiguismo y la intromisión política”[2] Este sistema quedó al descubierto tras la crisis financiera mundial. Como resultado, de las 45 cajas existentes al comienzo de la crisis en 2007, sólo dos han sobrevivido en su forma inicial. El resto fueron absorbidas por los bancos, desmantelando de hecho el modelo de cajas en España.
Cajas de ahorros de ee.uu.
La economía española continuó en 2019 la senda de suave desaceleración iniciada cuatro años antes. La tasa de crecimiento se situó en un aceptable 2% anual, cuatro puntos porcentuales menos que el comportamiento de 2018. La desaceleración económica se debió en su totalidad a la demanda interna. Además, el crecimiento de las exportaciones también perdió fuerza, en línea con el deterioro del contexto internacional. Las importaciones, por su parte, experimentaron una desaceleración más intensa que las exportaciones, en línea con el ajuste observado en la demanda interna. A su vez, el saldo de la balanza por cuenta corriente siguió siendo positivo, con un valor equivalente al 1,6% del PIB.
El crecimiento del PIB se vio impulsado principalmente por una fuerte senda de creación de empleo y el apalancamiento de la economía en el crédito debido a las favorables condiciones financieras. La productividad, talón de Aquiles de la recuperación, cayó un 0,3%, sumando dos años de reducción continua.
El déficit presupuestario se situó en el 2,5% del PIB, el mismo resultado que en el año anterior, lo que significa que en 2019 no se avanzó en la senda de consolidación presupuestaria. En cuanto al endeudamiento público, el saldo de la deuda pública viva se situó en el 96,9% del PIB.
Periodista del GRUPO BNLIMITED N.W. Cubriendo todo tipo de noticias para diariovelez.com en España. Si deseas comunicarme una noticia de última hora, un suceso o alguna información que crees que es relevante, puedes hacerlo en [email protected]