Nube piroclástica pompeya

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Mindy Weisberger es redactora sénior de Live Science y se ocupa de temas generales como el cambio climático, la paleontología, el comportamiento extraño de los animales y el espacio. Mindy tiene un máster en cine por la Universidad de Columbia; antes de trabajar en Live Science, produjo, escribió y dirigió medios de comunicación para el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. Sus vídeos sobre dinosaurios, astrofísica, biodiversidad y evolución aparecen en museos y centros de ciencia de todo el mundo, y han recibido premios como el CINE Golden Eagle y el Communicator Award of Excellence. Sus escritos también han aparecido en Scientific American, The Washington Post y How It Works Magazine.

Giuseppe fiorelli

El sol comienza a ponerse sobre el monte Vesubio, cubierto de nieve, que aún domina el Templo de Júpiter en el foro de Pompeya (Créditos: Getty Images)Los desafortunados habitantes del pueblo de Pompeya, escenario de una gigantesca erupción volcánica en el año 79 d.C., habrían tardado 15 minutos en morir, según un nuevo estudio.

Los investigadores creen que la mayoría del pueblo podría haber sobrevivido si los flujos piroclásticos, plumas letales de gas, hubieran disminuido rápidamente, pero los nuevos modelos indican que los flujos habrían durado más de 20 minutos, lo que habría llevado a la mayoría de los habitantes a morir en cuestión de minutos.

Pero después del año 79, cuando el Vesubio entró en erupción con una energía 100.000 veces superior a la de las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, la ciudad y sus alrededores quedaron cubiertos por una capa de lodo volcánico, ceniza y roca.

El gas habría sido en su mayoría dióxido de carbono y ultra caliente (Foto: Splash News)Fueron los flujos piroclásticos, sin embargo, los que habrían matado a la mayoría de los pobladores: nubes de dióxido de carbono que fluyeron por la ladera de la montaña acompañadas de ceniza caliente, alcanzando velocidades de 450 mph y temperaturas de 1.800° F.

Massimo osanna

En el otoño del año 79 d.C., el monte Vesubio escupió violentamente una nube mortal de tefra y gases sobrecalentados hasta una altura de 33 km, expulsando roca fundida, piedra pómez pulverizada y ceniza caliente a 1,5 millones de toneladas por segundo, liberando finalmente 100.000 veces la energía térmica de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. [3] El evento da nombre al tipo de erupción volcánica vesubiana, caracterizada por columnas eruptivas de gases calientes y cenizas que explotan en la estratosfera, aunque el evento también incluyó flujos piroclásticos asociados a las erupciones peléanas.

En aquella época, la región formaba parte del Imperio Romano, y varias ciudades romanas quedaron arrasadas y sepultadas bajo enormes oleadas piroclásticas y depósitos de ceniza, siendo las más conocidas Pompeya y Herculano[2][3]. Después de que las excavaciones arqueológicas revelaran gran parte de la vida de los habitantes, la zona se convirtió en una importante atracción turística, y actualmente es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y forma parte del Parque Nacional del Vesubio.

La población total de ambas ciudades superaba los 20.000 habitantes[4][5] Hasta ahora se han encontrado los restos de más de 1.500 personas en Pompeya y Herculano, aunque aún se desconoce el número total de muertos por la erupción.

Pompeya: una historia de la ciudad an

En el otoño del año 79 d.C., el monte Vesubio arrojó violentamente una nube mortal de tefra y gases sobrecalentados a una altura de 33 km, expulsando roca fundida, piedra pómez pulverizada y ceniza caliente a 1,5 millones de toneladas por segundo, liberando finalmente 100.000 veces la energía térmica de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. [3] El evento da nombre al tipo de erupción volcánica vesubiana, caracterizada por columnas eruptivas de gases calientes y cenizas que explotan en la estratosfera, aunque el evento también incluyó flujos piroclásticos asociados a las erupciones peléanas.

En aquella época, la región formaba parte del Imperio Romano, y varias ciudades romanas quedaron arrasadas y sepultadas bajo enormes oleadas piroclásticas y depósitos de ceniza, siendo las más conocidas Pompeya y Herculano[2][3]. Después de que las excavaciones arqueológicas revelaran gran parte de la vida de los habitantes, la zona se convirtió en una importante atracción turística, y actualmente es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y forma parte del Parque Nacional del Vesubio.

La población total de ambas ciudades superaba los 20.000 habitantes[4][5] Hasta ahora se han encontrado los restos de más de 1.500 personas en Pompeya y Herculano, aunque aún se desconoce el número total de muertos por la erupción.