Lucifer el angel caido

Lucifer en la biblia kjv

Lucifer y Prometeo es una obra de crítica literaria psicológica escrita por R.J. Zwi Werblowsky y publicada en 1952. En ella, Werblowsky argumenta que el Satán[nota 1] del Paraíso Perdido de John Milton se convirtió en un personaje desproporcionadamente atractivo debido a los atributos que comparte con el Titán griego Prometeo. Se le ha calificado de “muy esclarecedor” por su perspectiva histórica y tipológica sobre el Satán de Milton como encarnación de valores tanto positivos como negativos[1]. El libro también ha sido significativo al señalar la ambigüedad esencial de Prometeo y su doble naturaleza crística/satánica, tal como se ha desarrollado en la tradición cristiana[2].

Werblowsky utiliza la terminología de Carl Jung y su escuela al examinar las “proyecciones mitológicas de la psique humana”, aunque subraya que no le interesa el concepto de arquetipo en el sentido estricto de Jung. Más bien, considera que el mito de figuras como Satán y Prometeo expresa “las carencias… del mundo tal y como lo concibe el alma humana”. La relación entre el poder y la civilización se explora a través de la interacción de los conceptos de pecado del Antiguo Testamento y la arrogancia griega. En este análisis, Satanás “se convierte en el único exponente del poder en este universo sublunar, post-lapsario pero pre-escatológico, y se erige así como el prototipo del esfuerzo civilizador humano”.

Lucifer, el diablo en la edad media

El efecto Lucifer: Cómo entender que las personas buenas se vuelvan malvadas es un libro de 2007 que incluye el primer relato escrito y detallado del profesor Philip Zimbardo sobre los acontecimientos que rodearon el Experimento de la Prisión de Stanford (SPE) de 1971, un estudio de simulación de prisiones que tuvo que ser interrumpido después de sólo seis días debido a varios resultados angustiosos y a rupturas mentales de los participantes. El libro incluye más de 30 años de investigación posterior sobre los factores psicológicos y sociales que dan lugar a la comisión de actos inmorales por parte de personas por lo demás morales. También examina el abuso de prisioneros en Abu Ghraib en 2003, que tiene similitudes con el experimento de Stanford. El título toma su nombre de la historia piadosa del ángel favorecido por Dios, Lucifer, su caída en desgracia y su asunción del papel de Satanás, la encarnación del mal[1][2] El libro estuvo brevemente en el New York Times Non-Fiction Best Seller[3] y ganó el premio William James Book Award 2008 de la Asociación Americana de Psicología[4].

Rose McDermott escribió que el libro “merece ser una lectura obligatoria para todos los interesados en la intersección de los procesos psicológicos y la realidad política” y sugiere que varias secciones serían excelentes lecturas asignadas en los cursos de psicología, como el capítulo sobre el heroísmo y el capítulo 12 “Investigación de las dinámicas sociales”, que calificó como “el mejor, más perspicaz y conciso resumen de la historia de la psicología social que he leído”[1] Robert V. Levine dijo que “[e]ste importante libro debería ser de lectura obligatoria no sólo para los científicos sociales, sino también para los políticos, los responsables de la toma de decisiones y los educadores” y que “sólo la sección [de Abu Ghraib] vale el precio del libro”. [2] Juan Manso-Pinto (Universidad de Concepción, Chile) en una reseña en español escribió que “El efecto Lucifer, más que un libro, es un manual de psicología social sobre el mal” y que aunque “está escrito en inglés, su lenguaje sencillo y coloquial facilita su lectura”[7] Stuart Wheeler recomendó el libro, calificándolo de “muy legible”[8].

La confesión de lucifer

Los ejemplos y la perspectiva de este artículo pueden no representar una visión mundial del tema. Puedes mejorar este artículo, discutir el tema en la página de discusión o crear un nuevo artículo, según corresponda. (Octubre 2021) (Aprende cómo y cuándo eliminar este mensaje de la plantilla)

Las religiones abrahámicas suelen describir a los ángeles como intermediarios celestiales benévolos entre Dios (o el Cielo) y la humanidad[1][2] Otras funciones son las de protectores y guías de los humanos, y servidores de Dios[3] Las religiones abrahámicas describen jerarquías angélicas, que varían según la secta y la religión. Algunos ángeles tienen nombres específicos (como Gabriel o Miguel) o títulos (como serafín o arcángel). Los expulsados del Cielo se llaman ángeles caídos, distintos de la hueste celestial.

La palabra ángel llega al inglés moderno desde el inglés antiguo engel (con g dura) y el francés antiguo angele.[7] Ambos derivan del latín tardío angelus, que a su vez se tomó del griego tardío ἄγγελος angelos (literalmente “mensajero”). [La forma más antigua de la palabra es la micénica a-ke-ro, atestiguada en la escritura silábica lineal B.[9] Según el lingüista holandés R. S. P. Beekes, ángelos puede ser “un préstamo oriental, como ἄγγαρος (ángaros, ‘mensajero persa’)”[10].

Ángel caído 2: el amanecer de r

El luciferismo es un sistema de creencias que venera las características esenciales que se le atribuyen a Lucifer, nombre de varias figuras mitológicas y religiosas asociadas al planeta Venus. La tradición, influenciada por el gnosticismo,[cita requerida] suele venerar a Lucifer no como diablo, sino como destructor, guardián, liberador,[1] portador de la luz o espíritu guía de las tinieblas,[2] o incluso como el verdadero dios en contraposición a Jehová[1].

Más tarde, la tradición cristiana llegó a utilizar la palabra latina para “estrella de la mañana”, lucifer, como un nombre propio (“Lucifer”) para el Diablo; tal y como era antes de su caída[18]. Como resultado, “‘Lucifer’ se ha convertido en una palabra de referencia para Satanás o el Diablo en la iglesia y en la literatura popular”,[14] como en el Inferno de Dante Alighieri, Lucifer de Joost van den Vondel y el Paraíso Perdido de John Milton. [Sin embargo, la palabra latina nunca llegó a utilizarse casi exclusivamente, como en español, de este modo, y se aplicó también a otros, incluido Jesús[19]. La imagen de una estrella de la mañana caída del cielo tiene, según la opinión general de los estudiosos, un paralelo en la mitología cananea[20].